Eye of the Tiger, del grupo Survivor, cumplió a la perfección su misión en Rocky III, la cinta de 1982: ser un track motivacional. Pero no se quedó ahí, sino que también se transformó en un clásico que continúa siendo escuchado por millones.
Escrita por el guitarrista Frankie Sullivan y el teclista Jim Peterik, la letra describe a alguien que entrena duro para superar las dificultades, lo que encaja a la perfección con su intención original. Desde entonces se convirtió en un himno de eventos deportivos.
Sin embargo, según un estudio llevado a cabo en 2015 por el neurocientífico holandés Dr. Jacob Jolij, Eye of the Tiger no solo sirve para motivar a los oyentes, sino que también es una canción que contagia alegría.
Después de mucho investigar, Jolij y los suyos confirmaron varias tendencias que hacen que una pista se perciba como más alegre: ritmos más rápidos que oscilan entre los 100 o 150 bpm; letras directamente alegres sobre amor, baile o fiestas; y una composición en clave mayor.
Con unos 109 bpm y gracias a su tempo, estructura, contenido lírico, ritmo y temas, Eye of the Tiger es una de las creaciones musicales que más dopamina produce en sus oyentes. Así, se ubicó en una lista en la que se encuentran Don’t Stop Me Now de Queen; Dancing Queen de ABBA; Good Vibrations de The Beach Boys y Uptown Girl de Billy Joel, entre otros.
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