Pink Floyd es conocida por ser una de las bandas clave del rock progresivo, introduciendo diversas novedades y rupturas en la música. Uno de los aspectos que distinguía a este subgénero, y específicamente a la banda de Roger Waters y David Gilmour, era la extensa duración de sus canciones.
Lejos de la estructura clásica de la canción pop y del rock and roll, esta nueva propuesta apelaba a temas con diferentes partes, con desarrollos conceptuales y climas extensos, en contra de la modalidad de estrofas y estribillos.
Sobre esto habló Waters en una entrevista de 2012 con Howard Stern en la que recordó el momento en el que las discográficas comenzaron a imponer una duración de no más de cuatro minutos para las canciones, con el objetivo de que pudieran sonar en las radios. Allí, el bajista de Pink Floyd citó un tema de Bob Dylan que, según él, cambió su vida.
El músico hizo referencia a Sad-Eyed Lady of the Lowlands (1966) perteneciente al clásico álbum Blonde on Blonde. Este track tiene una duración de más de 11 minutos y en él Dylan se tomó el tiempo necesario para contar la historia que pretendía. Cuando la escuché, pensé Wow, si Bob puede hacerlo, yo también, expresó Waters. Sobre la extensa duración, agregó que “cuanto más larga es, más hipnótica se vuelve.
Dylan fue, sin dudas, uno de los músicos más influyentes para otros colegas. The Beatles decidieron cambiar el rumbo de sus composiciones luego de entrar en contacto con su música y conocerlo personalmente: del pop para jóvenes pasaron a profundizar sus letras y apelar al recurso de narrar historias. En cuanto a Waters, si bien la influencia tal vez no se traduce en la obra de Pink Floyd, conceptualmente fue una inspiración clave.
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