The Drums se convirtió en un proyecto muy personal. Intimista, nostálgica o visceral son adjetivos que se quedan cortos a la hora de describir la transformación de la banda comandada por Jonny Pierce. Con cada álbum, el músico estadounidense fue develando capas cada vez más profundas de vulnerabilidad y autoconocimiento.
En su sexto trabajo, precisamente titulado Jonny (2023), Pierce transita como en un diario íntimo la inocencia de la infancia y la introspección de la madurez. Si bien su antecesor, Mommy Don’t Spank Me (2021), ya nos había dado un adelanto de la reinvención del proyecto, nadie habría previsto la magnitud del giro que tomó la banda.
En este nuevo álbum, la música se transforma en un espejo, pero uno de esos que distorsionan y deforman en lugar de reflejar. Las melodías, bañadas en una melancolía tan sutil que casi parece un capricho, escarban los rincones más íntimos y, quizás, incómodos del alma. Cada canción se presenta como un acto de desnudez emocional, exhibiendo sentimientos crudos con una honestidad capaz de conmover hasta la médula.
Pero para desnudarse por completo -como las portadas del disco, los singles y sus videos sugieren de manera tan directa-, Pierce se permite jugar como un niño con ritmos que parecen hechos a su medida. Desde el rock alternativo que caracterizó los comienzos de la banda, hasta los momentos ultra etéreos que convierten al disco en una experiencia casi espiritual, The Drums se permite correr riesgos, navegando nuevas tormentas con intensidad y sed de experimentación.
El último show de The Drums en Argentina fue en el Teatro Vorterix en 2022, una cita especial en la que los seguidores de la banda tuvieron la oportunidad de revivir al pie de la letra el repertorio de su segundo álbum, Portamento, durante la gira por su aniversario número 10, plagado de éxitos inmortales de la talla de Money, I Don’t Know How To Love, y Days, entre otros.
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